corriendo sin sentido entre arboles desconocidos, bajo una lluvia de ácido, los problemas se derriten, se vuelven líquidos, y se caen, se caen como gotas en la tierra, para plantarse allí y crear un árbol, un árbol de desolaciones. Ahora que los problemas se desvanecieron y se convirtieron en algo más, hay que correr para escapar de este lugar antes de que los arboles florescan, porque si no, con su dulce aroma a problemas, volverán y serán mucho peores que antes.
Quiero vomitar alegría
lunes, 22 de febrero de 2010
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